LUJURIA…ME

Dicen que el cuerpo humano se compone de un 60% de agua, aunque pienso que dependiendo de con quién estemos y lo que nos ponga, varía y mucho. Hoy vamos a tocar la lujuria, sí, una palabra que nos llama y que desconocemos. Creo que la descripción se ha quedado algo obsoleta, pero en resumidas cuentas dicen que es lo contrario a las conductas sexuales consideradas normales o aceptadas socialmente. Y ¿qué es normal?.

Para mí lo normal (ahora, porque los palos marcan) es que si te gusta alguien, te dejes llevar, ya está bien de poner tantos frenos como para poder montar una tienda. Dar rienda suelta a lo que sientes en ese momento si crees que la persona merece la pena, ¿por qué no?. Nunca se sabe qué puede pasar, y la única forma de saberlo es romper una lanza y apostar.

Lo que pase tras esa mirada o beso puede tener ese punto de lujuria, asi que por qué no disfrutarlo. Hay besos que erizan la piel, aceleran el corazón y consigue que las lenguas hagan su baile jugando entre ellas. Y qué ricos esos besos húmedos donde se cruzan miradas, sabiendo cuánto está gustando lo que está pasando y donde se desean tantas cosas, desde un gesto a una caricia o desde una subida de temperatura a un escalofrío .

Lujuria, es una de esas palabras malditas del listado de los 7 pecados capitales, un listado de vicios enumerados en el catolicismo y cristianismo para educar a los fieles acerca de la moral… Yo quiero cambiarla a otro listado, el listado de la libertad, de disfrutarla cuando nos apetezca, hacerla partícipe de locuras compartidas, de miradas «sucias» o más bien provocadoras, de ésas que dicen tanto y hacen que vuele la imaginación. Y porque además, quienes saben disfrutar de ella, son afortunados, bien utilizada hace que demos rienda suelta a doña imaginación.

Ay, Lujuria, qué mal te vendieron y cuánto daño te hicieron aquellos que te atribuyen tantos vicios, vicios que ellos mismos nunca confesarán, porque a todos nos gusta el sexo, a todos. Lujuria ha aparecido en momentos que nos han dado la vida, quitado el aliento, resucitando muchos cuerpos con otros que le ha dado lo que habían olvidado. Sería un pecado vivir sin ella.

Brindo por esos momentos de lujuria y pasión, en los que nos dejamos llevar y nuestro yo más escondido y salvaje sale a flote para no dejar de sorprendernos y hacer que sudemos.

Estoy segura que Lujuria abre otras puertas, y puede ser una buena llave para cerrar aquello que no nos da vida, así que espero que todos pongáis un poco de lujuria a vuestras vidas, o picante, como dicen algunos.

Qué haríamos sin sentirnos vivos… desde luego no disfrutar, así que vamos a ver si aprendemos a poner un poco de LUJURIA en nuestra vida y conseguimos ser todos un poco más picantes.

Deseando leeros y hasta el próximo miércoles.

G & G

Publicado por Gretta y su Garbo

A partir de los 40, la vida cambia, ¡me río yo de la adolescencia!. Pero la experiencia es un grado, y lo que queremos es complicarnos poco (o al menos lo intentamos), un divorcio y probar algo nuevo, van de la mano. Tener o no tener pareja, no evita que la imaginación vuele y a veces nos dejemos llevar...

5 comentarios sobre “LUJURIA…ME

  1. Mi querida Gretta: desde un punto de vista tradicional, se ha entendido la lujuria, como el apetito desordenado de los deseos de la carne. Particularmente siempre he sido partidario del orden, bien es verdad que en ocasiones, el caos, el dejarse llevar, la vorágine impulsada por los deseos desatados, es el mejor campo de batalla para un momento memorable. Verlo como un pecado, por otro lado, amplía el horizonte de la satisfacción con un plus de transgresión, al mismo tiempo qué funciona como válvula de escape a determinados comportamientos morales estrictos, como bien dice usted, de ruptura de barreras, de traspasar los límites, de hacer saltar la banca de las sensaciones placenteras. Como dicta la filosofía epicurea, creo que el disfrute de los placeres en su justa medida, es la mejor opción, sin embargo ¿quién determina cuál es esa medida justa y cuándo la lujuria es el exceso que lleva al conseguir el efecto contrario? Muchas gracias por ofrecernos este espacio de reflexión sobre asuntos tan intensamente placenteros.

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  2. Nada mejor que dejarse llevar por un buen baile de emociones y de cuerpos. Cada uno se conoce muy bien a ciertas edades, y éso hace que sepamos hasta dónde queremos llegar y disfrutar, porque sabemos que si pasamos ese límite, no será lo mismo, Donatien. Barreras, las justas, y muy importante, saber con quién. Gracias por seguir este blog tan placentero.

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  3. La lujuría,….. mmmmmm….. uno de los motores de la vida, como la curiosidad y que además hacen muy buen equipo. Creo que es un concepto en alza, que abandona en los últimos tiempos todos esos perjuicios religiosos y condicionantes…. asi que me uno, la reclamo, la deseo, la busco…. y siempre acompañada del punto justo de pimienta 😉 —- Como siempre genial Gretta

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  4. Lujuria, desenfreno y demás.
    Dejar aparcados los miedos y las dudas y tirarte de cabeza a la piscina, sin saber siquiera si esta medio llena…

    Agachar la cabeza frente a esa chica que acabas de conocer, tocar sus labios con los tuyos, mientras le agarras de el pelo y notas ese cabello, duro y fuerte, como ella!!!
    Ir a casa, con una botella de buen vino, y entre Copa y Copa, estirón y estirón, molestar a los vecinos…. Unos… Los de el cabecero de la cama… Otros los de el lado de el mueble recibidor y otros los de el otro lado de el baño…

    Sin miramientos, sin pensar que pasará mañana… SIN TELÉFONOS…

    Lujuria, desenfreno… Y molestar a los vecinos

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