
A quién no le gusta disfrutar de la gastronomía o un buen postre, ya sea frío o caliente, a todos, y es que bien podríamos comparar nuestros cuerpos con ciertas delicias de tenedor, cuchara o de pan y moja, sobre todo lo de mojar, o comer, o tantas cosas, que me vengo arriba sólo de pensarlo y así no termino de escribir hoy.
Aquí comemos mucho, los entrantes, el primero, el segundo y el postre para acabar con el café bien caliente o con hielo (ay esos hielos…), y con la excusa de la digestión, siempre cae algo más.


Seguro que un buen jamón, nos hace salivar, mientras lo comemos despacio o mordisqueamos, porque el sabor, la textura y la vista invitan a ello. Y es que saborearlo despacio y con ganas hace que nuestra boca quiera más, más de todo. Es tan importante disfrutar de los entrantes para dar paso al resto de platos sin saciarnos demasiado, porque sabemos que lo mejor está por llegar.
Tras semejante manjar, llegan los primeros, ésos que a veces queman pero nos pueden las ganas de meter la cuchara, aunque un poco de picante en algunos primeros sienta muy bien. Pero el plato fuerte llega con el segundo, o más carne o quizás un pescadito al horno, en su punto, donde el sabor nos traslada a rincones que tanto nos gustan, como el olor y sabor a mar, quizás una playa donde demos rienda suelta a nuestros deseos. Pero si eres más de carne, de agarrar, qué voy a decir, todo tiene su momento. Momentos más salvajes y momentos más suaves, por qué no alternarnos, ¿verdad?, siempre podemos compartir nuestra mitad y así probar todo.
Y cuando creemos que ya no podemos comer más, ahí llega el postre, tan insinuante, pidiendo guerra, sobre todo cuando es una mezcla de frío y calor, de helado y chocolate, y cada uno lo come como quiere, dónde quiere y sobre…


Hay postres mucho más elaborados, llenos de pequeños placeres que nos invitan a seguir probando, porque las ganas mandan, mezclando sabores en nuestra boca, y otros más clásicos pero no menos placenteros al paladar, son como las posturas en el sexo, algunas llaman a la curiosidad de probar algo diferente, otras son un clásico más que conocido, y si no, lo que nos pida el cuerpo. Éso sí, nada de estrellitas en la cama, corren el peligro de estrellarse por lo aburridas que son. Aquí no hay sexo que valga, no hay nada mejor para que la líbido nos abandone como un mal desodorante.
Aunque estemos llenos de placer, siempre queda un hueco para algo más tras el café y así poner la guinda a semejantes manjares, nuestras bocas piden algo que resulte fresco pero que a la vez por dentro nos llenen de calor y sabor. yo soy de crema de hierbas, el hielo se va fundiendo, lo voy saboreando, juego con el vaso… ¿y vosotros?, porque siempre termino repitiendo.
Aunque he de confesar que a veces vamos con tantas ganas y hambre, que todo termina con otro tipo de gastronomía y plato, dando rienda suelta a las ganas de comernos mutuamente, olvidando la compostura y poniendo todo perdido, para acabar en el suelo entre ropa y algo que hemos tirado tras estar en la encimera, y es que la improvisación, como en la gastronomía lo hace especial e inolvidable. Nada como poner ese toque o puntilla, llamado vida o sal.
Y como siempre, todo un placer, deseando leeros. Hasta la próxima semana cocinillas.
G & G
Ayyyyyy,,,,,, como siempre digo, en la variedad está el gusto, incluidos los alimentos…. y la forma de prepararlos. Como siempre en la vida algunos se te pueden indigestar… y en otros encontrar un pelo en la sopa….. jjjjjj….. y eso va por esas selvas que a veces nos hemos encontrado y de las que ya hablaste Gretta. Pero quedemonos con lo bueno, con los sabores, con la variedad….con, importantisimo, la forma de prepararlo para darle el punto justo y, por mi parte, siempre, siempre, un poquito de pimienta… Hasta la semana que viene
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Javidemadrid, ponerle ganas, ahí está la clave, tanto en cocinar como en degustar, en probar nuevos sabores o experiencias, y por supuesto, eligiendo bien desde el principio. Gracias por tu comentario y hasta el miércoles!
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Preparar el plato antes de comerlo es todo un arte. Y qué me decís de mezclar lo dulce con lo salado? 😉
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Es que la preparación es lo más para luego degustarlo. Y sí, esa mezcla de sabores y alternar los… Qué te voy a contar que no sepas, no? . Gracias por tus comentarios.
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El hecho de comer no solo es «engullir».
Un plato primero se ve, por lo que su presentación es importante, de ahí ya imaginamos que estará rico…
Después se huele, y es el complemento ideal para seguir salivando y preparando el estomago para lo siguiente, para su degustación y que cuando nos lo comamos, con las manos, tengamos una buena digestión…
Ya solo falta que hablara (aunque recuerdo como «sonaban», se oían, los primeros «aires» de Ferrán Adriá)…
Ahora traslademos esto a nuestro cuerpo… es el mismo juego, es el mismo disfrute…
Voy a ponerme el delantal (o quitármelo) para preparar algo rico…
¡Buen provecho!.
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MC Giver, tú lo has dicho, disfrutarlo desde el momento 0. Porque todo, cada paso, cada vista, cada sabor, es importante, y si, quitarse el delantal es como quitarse el sombrero. Mil gracias por tu comentario y leerme cada semana.
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