¿PROHIBIDO?

Basta que te digan que no se debe hacer, para que tu cuerpo esté más predispuesto que nunca, a lo que sea. Adan y Eva, vaya aburrimiento, siempre las mismas vistas, aunque a lo mejor con el otoño, es todo más divertido por la caída de las hojas o de que caiga más de una copa de vino hoy.

Así que llegué a casa, abrí la botella de un blanco con su punto afrutado y salí a la terraza. Claro, una no quiere, pero empiezas a observar por las ventanas ajenas, y engancha. Hay una pareja en el edificio de enfrente, que es muy correcta, siempre de punta en blanco, ella tapada hasta las orejas, antimorbo total y él muy estirado, aunque soy de la opinión de que los que van de mosquitas muertas están mucho más vivos de lo que aparentan. Y ahí estaba yo, observando por si pasaba algo emocionante hasta que una luz del piso de arriba se encendió y me pareció mucho más divertido ver como una chica corría por toda la casa escondiendo cosas por los rincones. Y es ahí cuando me acordé de una vez que había quedado con un chico que estaba como el pan y yo tenía la ropa tirada por la habitación porque no terminaba de decidir qué ponerme ese día e iba justa de tiempo y no me acordé al invitarle a tomar algo. Así que salí corriendo del trabajo, llegué a casa, escondí todo por los rincones y le abrí la puerta como si nada y deseando todo.

Ese día mi cabeza y mi cuerpo no iban de la mano. Ella decía que mejor ser amable y no insinuarse y él, todo lo contrario, y es que la imaginación pensaba en ese cuerpo desnudo y me incitaba al pecado. Qué guerras tenemos a veces, y cuánto sube la temperatura según lo que se imagine y se haga. Así que le abrí la puerta, me saludó con dos besos, entró, yo intentando disimular mis nervios, porque estaba tan guapo con esa camisa blanca y sus vaqueros marcando lo que tenían que marcar, (una no es ciega) y como bien sabéis, yo me fijo en el culo, así que se agradece cuando una se queda detrás.

Además, traía una botella de vino con esas manos que mi cuerpo querían notar cerca, dentro, por todos los rincones, y mientras, intentaba bajar la temperatura de mi cuerpo y la rojez de mi cara, aunque era imposible. Quizás él estaba igual que yo, pensando y deseando lo mismo y por ser correctos nos estábamos perdiendo algo que nos haría conocer nuestros cuerpos mientras sudábamos, así que abrimos la botella y sí, las copas de vino fueron mis aliadas para acercarnos cada vez más hasta que nuestros labios se rozaron , pudimos saborearnos y la camisa blanca terminó en el suelo con nosotros.

Ahí es donde te das cuenta de que esa alfombra de diseño y que te costó un riñón es áspera y aguantas el tipo como puedes, al fin y al cabo, has conseguido que sus manos y tu cuerpo se entiendan a la perfección. Tras ese corte inicial, no sabes en qué momento, pero entran esas prisas por quitarse la ropa, ésa que empieza a molestar, porque los cuerpos piden piel con piel, recorrer con la mirada cada rincón, investigar con la lengua la sensibilidad de ese cuerpo que te pone, rozar con tu pecho su torso e ir bajando para seguir descubriendo, provocar que los cuerpos se muevan, busquen placer, y lo den. Notar cómo la respiración se acelera y las miradas se cruzan.

Sí, creo que lo deseábamos los dos desde que se abrió la puerta, o quizás desde que nos conocimos tomando algo en aquella taberna irlandesa. Lo que está claro es que si no nos dejamos llevar, nunca vamos a saborear estos momentos o esos rincones. Ver a esa chica corriendo me hizo recordar el placer de aquella noche y las veces que nos estuvimos viendo hasta que se acabó.

Decidí ponerme otra copa y volver a la terraza y sí, tenía razón, el estirado y la antimorbo en casa eran otros, estaban subiendo la temperatura y ella otras cosas mientras le quitaba los pantalones a él, y yo ya no pude ver más porque la ventana no era más grande, así que muy a pesar mío, decidí terminar mi copa de un trago e imaginar lo que pasaría y en cómo me iba a sentir al día siguiente si me los encontraba, ¡estaba cotilleando su vida sexual! y lo peor de todo es que empecé a notar un calor, que no sabía si era por el vino o porque observar me había excitado.

Creo que todos tenemos esos momentos de observar, de notar cómo la temperatura sube y cómo nuestro cuerpo nos pide una alegría. Y es que el placer como el buen vino, hay que saber elegirlo.

Os espero el próximo miércoles, seguro que más de uno cuando se sirva una copa, se asoma a la ventana…

G & G

Publicado por Gretta y su Garbo

A partir de los 40, la vida cambia, ¡me río yo de la adolescencia!. Pero la experiencia es un grado, y lo que queremos es complicarnos poco (o al menos lo intentamos), un divorcio y probar algo nuevo, van de la mano. Tener o no tener pareja, no evita que la imaginación vuele y a veces nos dejemos llevar...

2 comentarios sobre “¿PROHIBIDO?

  1. Ayyyy Gretta, no se si fijarme mas en tu memoria o en ese aspecto voyeaur….. Aunque digamos que no con la boca grande o con la boca chica….todos miramos eso está claro…. por la ventana seguro y por Internet medible jjjj… Y ahí entra la competición ¿preferimos la memoria o lo que vemos?…. en mi opinión siempre hay una ocasión para cada caso y ahí lo dejo. Estupenda entrada, como siempre

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