
Sin duda, la ducha nos gusta, nos invita a la imaginación y a las fantasías más húmedas. Es ver una y pensar, uy, la de cosas que haría yo ahí. Y es verdad, mojados, desnudos, el jabón recorriendo nuestra piel, haciendo que las caricias sean más suaves por todo nuestro cuerpo, no suena nada mal, ¿verdad?. Y es que una ducha da para mucho, no nos engañemos, pero también es un arte, porque a veces no resulta todo tan fácil ni es tan placentero como nuestra imaginación nos hace creer.
No sé vosotros, pero lo primero que me imagino es que la persona que me gusta se desnuda, da al agua caliente, el vapor se apodera del baño y finalmente me espera dentro. Por supuesto, ante semejante invitación ni lo dudo. Todo fuera y a mojarse en todos los sentidos. Al principio reconozcamos que cuesta encontrar la temperatura del agua que nos convence más o menos a los dos, pero una vez encontrada, comienzan las caricias, los besos con los ojos cerrados, más que nada porque el agua es algo incordio a veces, las caricias por cada rincón de nuestro cuerpo, el pecho, la espalda, los muslos, agarrar bien ese culo que tanto nos gusta y por supuesto acariciar aquello que tanto nos pone, hasta conseguir «que nos apunte».

Y mientras, él acariciando mi sexo, cada vez más húmedo y con ganas de todo y por supuesto, de lo que me apunta con tantas ganas. Porque las ganas es todo, sin ellas no hay buen sexo, no hay complicidad, no hay nada. Y mientras ambos nos excitamos aún más masturbándonos, es cuando el cuerpo me pide acariciarle con la boca, dar otra clase de calor y placer, notar como se endurece, mientras acaricio su piel y los rincones de su cuerpo por donde el agua corre con timidez. Me excita aún más saber que le estoy llevando al máximo, al punto de no controlar sus movimientos, mirarle a la cara y ver cómo disfruta.
Y es ahí cuando nos mojamos de verdad, por dentro y por fuera, dando rienda a todo, porque hay complicidad, ganas de más placer, de sentir, de corrernos y fundirnos en cierto modo con el agua para terminar enjabonándonos de nuevo. Con una sonrisa que lo dice todo y sin decir nada. Y es entonces cuando nos duchamos mutuamente mientras nos miramos de reojo en ese espejo que ha estado presente en nuestras caricias. Ains, las duchas calientes, cómo nos ponen. Porque claro, luego están las frías por un calentón… (ya hablaremos de ellas).
Pero hagamos memoria, no todo sale bien siempre, seamos sinceros. Lo que a veces pensamos y visualizamos no sale así, seguro que a más de uno le han surgido ciertos inconvenientes de los que ahora se ríe. Nos ha pasado a todos, le ponemos ganas pero hay imposibles e imprevistos.
Puede ser un resbalón, o que mientras estas haciendo esa felación que tanto te apetecía entra agua con jabón en los ojos al querer mirarle la cara… y claro, tantas cosas dentro es imposible, y da gracias si al levantarte no tragas agua y jabón también y terminas haciendo pompas mientras entre risas terminas tosiendo y sintiéndote un pez burbuja
No es fácil hacerlo en la ducha, porque aquí el tamaño importa, y no hablamos de miembros pero sí de personas, por delante, no, por detrás, espera que no puedo, uf, no llego, posturas imposibles, un tirón en el gemelo y a la porra el morbo de la puta ducha, mojados y al suelo. Nuestro aliado, sin duda el humor, siempre lo digo.

Además, la opción de hacerlo mojados en la cama os aseguro que es una maravilla y muy buena opción, los cuerpos resbalan mucho más, no olvidemos que el agua no es un lubricante y a veces lo pone algo complicado o bastante difícil. Acariciarse, el pelo húmedo, los escalofríos del placer y de la respiración y si tenemos frío, simplemente nos tapamos lo justo o seguimos entre las sábanas.

Mojémonos mucho más de lo que lo hacemos en nuestra imaginación, demos rienda suelta a lo que nos guste, que ya tenemos más de 40 y que las únicas barreras que nos encontremos sean las de la nieve, y que los únicos escalofríos que sintamos sean de cuando recorren nuestra piel con esa lengua que nos pone tanto.
Y por favor, humor ante cualquier imprevisto, una sonrisa lo arregla todo, os lo aseguro, tomémonos la vida con humor, como nosotros en Radio a Bordo, incapaces de parar de reír con los diferentes temas y anécdotas, que podéis escuchar en https://radioabordoonline.wordpress.com/category/buscando-mi-abridor/ . Simplemente disfrutad. Y es que la gastronomía da mucho de sí, creo que después de lo que he descubierto del anís, voy a ver a mi abuela de otra manera… y más de uno de vosotros también.
Mil gracias por seguir este blog y sus redes sociales, tanto en Facebook como en Instagram y por vuestros privados (siempre hay tímidos). Deseando saber cómo os mojáis con la ducha… Hasta el próximo miércoles.
G & G
Ya sea por higiene o por placer, la ducha mezclada con el sexo es increíble..
Con unas buenas asideras, un resbalón puede tener consecuencias catastróficas, con todo bien reluciente y húmedo, da para mucho juego
Me gustaLe gusta a 1 persona
Sr. Malo, por supuesto que da mucho juego, jugar es divertirse y si además te mojas el doble ya ni te cuento. Qué haríamos sin los juegos…
Me gustaMe gusta