LOS OTROS

No, no vamos a hablar de la película de Amenábar, pero quizás si podemos hablar de «los otros» desde otro punto de vista mucho más real. Son aquellos a los que sólo unos pocos pueden ver, disfrutar… y desear. Muchos, en algún momento quizás habéis sido «los otros» sabiéndolo o dentro de la ignorancia, sin duda un papel complicado y que no todos aguantan eternamente.

Ser la otra o el otro implica lo mismo, y quizás esta carta haga ver a los «legales» que ellos no son los culpables de ser parte de sus vidas desde la sombra.

LA CARTA

Llevo mucho tiempo esperando un beso en público, que me dieras la mano, poder contarnos confidencias como una pareja normal, pero asumí con el paso del tiempo que no éramos una pareja y que mientras yo me quedaba sola, tú te ibas a casa con tu pareja o amigos. Cuando te conocí se me movió todo por dentro, supe que había algo especial en nuestras miradas y cuando me dijiste tu situación, dudé pero me podían más las ganas de estar contigo aún sabiendo que sería «la otra». Siempre ilusionada, feliz cada vez que podíamos vernos, nerviosa y deseando besarte mientras me rodeabas con tus brazos y sentía ese calor. Nuestra primera vez desnudos, como si ya nos conociéramos de otras vidas. Aún recuerdo mis nervios y tu sonrisa al mirarme mientras bajabas los tirantes de mi ropa interior con tanto cuidado que me sentía arropada mientras me desnudabas. Las tardes de hotel empapados tras tanto deseo, las duchas disfrutando de nosotros como si no existiera el tiempo para salir mojados y recorrer nuestro cuerpo con las miradas. Aún me estremezco al recordarlo, porque siempre te he deseado y mi corazón se aceleraba sólo de pensar que nos veríamos de nuevo. No me importaba cambiar mis planes y amoldarme a los tuyos, era la única forma de poder disfrutar de ti, de tu olor, de tus besos, de tu cuerpo. Sentir como éramos uno y esas noches en las que podíamos dormir o no, pero que la misma luz nos desperezaba, eran un regalo.

Siempre me decías que encontrarías el momento de romper con tu pareja para comenzar una etapa juntos y sin escondernos porque era a mí a quien querías y va pasando el tiempo y seguimos igual. Empiezo a no creerte, a perder la ilusión de verte, porque es ahora cuando realmente me siento «la otra», la que siempre está cuando quieres, la que te lo da todo a solas y sólo recibe momentos. Quizás merezca alguien que me dedique tiempo, ganas y que se sienta orgulloso de mí y me muestre al mundo besándome con tantas ganas que terminemos siendo mirados por «otros». Que las ganas de sexo se nos vea en la mirada y nos guste que los demás lo vean y lo noten, como nuestra ausencia cuando decidamos en un arrebato irnos al hostal más cercano y dar rienda suelta a los deseos y ganas. Desnudarnos, sentirnos, acariciarnos, ser cómplices de nuestras miradas, de nuestro animal más salvaje y de recorrer nuestros cuerpos acariciando cada rincón porque queremos más. Entrando en calor mientras se nos eriza la piel y mis piernas tiemblan resistiéndose a lo enevitable, porque el deseo les puede y están deseando sentir a la otra persona, ésa que me hace sonreír y sin promesas me lo da todo. Salir despeinada de la mano de quien me ha hecho disfrutar recorriendo mi cuerpo y besando cada poro de mi piel mientras ambos cuerpos se delatan ante las miradas de los demás, pero no importa, las nuestras son cómplices, porque sólo nosotros sabemos lo que hemos hecho. No quiero más «me tengo que ir» sin explicaciones, estar esperando tu llamada, èsa que haces a escondidas, no poder disfrutar de unas vacaciones juntos y no poder hacer planes por si puedes escaparte. Quiero besos libres sin preocuparme de miradas, estar desnudos y olvidarnos del reloj, despertar y verte, pero sobre todo, quiero estar bien porque lo que es a medias termina siendo nada.

Quizás algún día te decidas y me eches de menos, mientras tanto volveré a recuperar mi libertad, a despreocuparme y a vivir, dejando la puerta abierta a quien me haga sentir como lo que soy, una mujer libre.

____

Todos hemos pasado por momentos en los que nos nos hemos sentido importantes o incluso especiales, a veces no hace falta ser un «otro» para ver que la otra persona es egoísta y no valora lo que tiene. Pero todo lo que no es un todo, termina siendo un nada. Desde luego nunca perdamos nuestra libertad, la que nos hace reír, disfrutar y por supuesto dejar esa puerta abierta a alguien con las cosas claras y que nos haga disfrutar dentro y fuera de la cama, porque hay formas y formas de sudar, cada cual que elija la suya. No tener que esconder las ganas, tener nombre y no ser alguien anónimo. Pues éso, a disfrutar, que no estamos para perder el tiempo.

Ya me contaréis si os suena algo de lo escrito hoy…

Como sabéis también estoy en Radio a Bordo, donde las risas y tocar ciertos temas, trae cola y muchas coincidencias entre ambos sexos. https://radioabordoonline.wordpress.com/category/buscando-mi-abridor/

Hasta el próximo miércoles, deseando leeros para contestaros, siempre es un placer y otras cosas también, 🙂

G & G

Publicado por Gretta y su Garbo

A partir de los 40, la vida cambia, ¡me río yo de la adolescencia!. Pero la experiencia es un grado, y lo que queremos es complicarnos poco (o al menos lo intentamos), un divorcio y probar algo nuevo, van de la mano. Tener o no tener pareja, no evita que la imaginación vuele y a veces nos dejemos llevar...

5 comentarios sobre “LOS OTROS

  1. Nunca jamás podría ser «El Otro» pero al leerlo, si recuerdo un relación con una persona, que no quería nada en público pero si todo en privado, con la fidelidad como norma.
    Sonreí maliciosamente cuando subsiguiente pareja, esta era oficial, le chupes hasta la cuenta de el Banco!!

    Me gusta

Deja un comentario