
Muchos aún estamos trabajando, pero nuestra cabeza ya está volando porque las vacaciones están muy cerca y este verano, sin duda, va a ser mejor que el anterior. Huele a menos ropa, más piel, más cerveza fría, más miradas tras las gafas de sol, más de todo, incluso mucho más sudor y no entre sábanas, sino encima de ellas.
Huele a mar, a montaña, a cruces de miradas, a lenguas que se descubren y seguramente repetirán, a lanzarse e ir a una playa nudista (deberíais probarlo, éso si es libertad) a apostar por decirle que te gusta por si hay una coincidencia y es un verano diferente, y si no, a otra cosa mariposa.
Es como el libro «El perfume», pero lleno de vida, de ganas, descubriendo nuevos olores, nuevos cuerpos, o el mismo que nunca deja de sorprenderte y cada día te pone más. Huele a verano, sin duda.
Relax, decimos, y al final termina de lo más ajetreado, porque no hemos parado y hemos decidido dejarnos llevar y vivir. Conocer a alguien y que todos los esquemas se vayan al traste porque este nuevo plan no planificado nos pone y además nos invita a las locuras, a lanzarnos a algo nuevo, y es que además nos apetece saltarnos un poco nuestras propias normas.

Nos apetece más lo prohibido, fantasear con lo que a veces se nos ocurre y quizás, por qué no, llevarlo a la práctica. Sí, sabemos que quizás se siga quedando en lo que ha sido hasta ahora, pero quizás este verano, sea el verano.
Desde luego a mí me apetece salirme un poco del tiesto, no lo vamos a negar, no sé si es por tanto encierro o porque mi imaginación necesita más vuelo que otras veces. La cuestión es que siempre he disfrutado de cada cosa que he hecho o he probado, y según voy cumpliendo años mi apetito es aún mayor, de viajar, de conocer y de vivir, sí, también de soltarme la melena, no lo voy a negar. Cuánto me acuerdo de esas abuelas que pasan de todo y hacen lo que les sale de las narices, porque como dicen, a su edad ya hay pocas cosas que les importan de verdad, el resto, no es tan importante. Cuánta razón tienen.

Incluso nuestra forma de mirar a los demás, ha cambiado. Es como si con el paso del tiempo, nuestro cerebro hubiera perdido las curvas dando prioridad a las rectas y así dejarse de tonterías y de pérdidas de tiempo.
Ya no te llevas mal rato cuando te fijas en alguien, éso parece que podría llegar a algo y te encuentras que es todo lo contrario, cerramos libro sin explicaciones y además el gran avance, tampoco queremos saber más, porque sí sabemos lo que valemos y las tonterías nos dan pereza.
Ay verano, qué ganas de sol y de miradas que se cruzan, de coger el coche y descubrir rincones de otros sitios y cuerpos, o incluso quizás descubramos algo que el nuestro aún desconoce.
Si hablábamos de pecar en el anterior post, en éste creo que todos lo vamos a hacer y no olvidar, porque fue realmente bueno o porque además seremos repetidores… veremos a ver con qué nos sorprende este verano y lo que nos pide el cuerpo.
Así que, que siga el baile, el sol, las ganas de dar ese paso que no nos hemos atrevido hasta ahora y por supuesto, no perdamos nuestra la esencia, la que nos hace ser nosotros y no permitamos que nadie nos fastidie ni un polvo, todo tiene su momento y ahora se trata de disfrutar. Ya no estamos para tonterías, tontos o quienes complican la vida.
Disfrutad y bailad, malditos, que el polvo no sea sólo el que levantan vuestros pies, sino el que os hace no pisar el suelo durante un buen rato porque estáis por las nubes o exhaustos por el placer.
Os espero el próximo miércoles, y así leeré esos comentarios que tanto me gustan y a los que respondo con ganas, porque todo en esta vida hay que hacerlo con muchas, muchas ganas…
G & G
Muy buenas historias. Ojalá poder hablar contigo.
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Me alegro de que te guste el post de esta semana y espero que te sientas identificado con algo. Sobre lo de hablar, nunca se sabe… 😉, Espero que disfrutes de lo que queda del finde, que huele a verano…
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