EL RITMO

Lo que echaba de menos este rincón, tener un momento de desconexión para soñar o contar… y por qué no, excitarme con la viveza de la imaginación, con música de fondo, de ésa que te llega, con efecto vino, de la que desinhibe, de la que hace que vuelvas a tu esencia olvidándote del mundo.

Si os soy sincera, tras una reforma de meses y la posterior mudanza, el agotamiento pesa, quizás sea algo parecido a las que han sido madres, que no pueden ni con las pestañas, y algunas terminan haciendo la estrellita con su pareja, si es que no se quedan dormidas antes (sin ofender). En mi caso si me llegan a preguntar cuál era mi deseo hasta hace poco, sin dudarlo, dormir, y creo que aún lo respondería muchas veces. Y tras éstos meses de parón volvemos a la palestra, así que habrá que ambientar este blog para desempolvarlo un poco, como quizás a alguno de vosotr@s.

Y ya con música animada de fondo, olvidando las procesiones y las de cada uno, toca poner alegría a esos cuerpos serranos que tanto desean el calorcito del verano, esos vinos frescos y aguantando los calores que nos entran a veces y no hablo de menopausias varias, porque cuando alguien te gusta y te pone, ese calor sube hasta las orejas. Ojos y ganas, tenemos todos, y más ahora con el sol y esa vidilla que da. Y es que el ritmo cambia.

Porque una terraza da mucho de sí y alimenta la imaginación, más que cualquier página de contactos, ésas que ahora están publicitando tanto, creo que es porque retomamos el contacto, las personas en persona, el tacto en las manos, las miradas que se cruzan, de las que te hablan, de las pícaras o las que provocan. Es como un gran escaparate real donde luego nuestra imaginación vuela. Que levante la mano el primero o primera que no ha pensado salvajadas, porque yo no puedo evitar desviar miradas cuando alguien me llama especialmente la atención y por supuesto, seguir haciéndolo cuando esa persona se aleja y queda a mi vista esa parte del cuerpo que tanto me gusta. Por favor, desde aquí reitero los pantalones en su sitio, que no hay que desmerecer esa parte masculina.

Y es verdad, con el buen tiempo el corazón se acelera, tiene ganas de todo y cada vez son más las personas que no tienen pareja pero que no por ello no disfrutan de parejas a ratos.

Como os decía, creo que las redes para conocer al hombre o mujer de tu vida, están de capa caída o me han elegido a mí para bombardearme con publicidad. He de decir que no he caído en sus redes, pero deberían tomar nota del «Tinder» de la época Victoriana y sus reglas. Era una época donde la mujer se empezaba a divorciar , podía comprar tierras, pero a la vez había mucho puritanismo, asi que ligar con todo lo que se cocía era complicado. Ahora lo resumimos en que el mercado está fatal, y de ésto hablaba este fin de semana con un amigo que ha vuelto a la vida y sonriendo, que es lo que más me gusta.

Por ejemplo, antes eran las cartas (muchos utilizaban plantillas porque la cosa no era fácil), ahora tiramos de WhatsApp, más rápido es, pero el encanto de esas cartas, ver cómo era su letra… Y aquí hasta los sellos jugaban su papel, todo en clave, para poder contar sin decir.

Por ejemplo, si el sello se colocaba hacia arriba en el lado izquierdo del sobre era «te amo». Aquí lo chafaron al decidir que los sellos debían ponerse ahí. De lado, en medio del sobre: ¿cuándo te veré?. Al revés, en el lado derecho del sobre: No estoy soltera… El sobre podría estar como un cromo pero ahora con los like, ya empieza la fiesta, o encuentras al hombre o mujer de tu vida o un vete tú a saber de una noche.

Y ya qué os voy a decir del diálogo con abanicos y pañuelos. Pero el lenguaje más coqueto fue el de las flores, porque supuestamente, cada flor tenía un significado, aunque se llegó a creer que la cinta con la que estaban atadas también lo tenía. Una rosa significaba belleza y un clavel, rechazo. Aquí no mencionan los capullos, que siempre han estado entre las flores, quizás algún día investigue sobre ello.

Y si ya hablamos del lenguaje con los libros, necesitaríamos un Máster, porque dependiendo en qué parte de nuestro cuerpo está apoyado, significa una cosa u otra, alguien nos está mirando, estoy casada, hablemos…

Ay los libros, las flores, los capullos, los abanicos, los pañuelos… qué haríamos sin esas miradas del buen tiempo y sin ser de la Época Victoriana. Con esa rojez que nos entra cuando cruzamos miradas con quien nos gusta y notamos ese calor que recorre nuestro cuerpo para invitarnos a pensar en lo que le haríamos.

Y porque si tengo que estar pensando en cómo debo abrir o cerrar el abanico, apoyar el libro o ponerme el pañuelo, a saber qué me entenderían.

Simplifiquemos, si te gusta, házselo saber, quizás piense que es sólo un rollo y para tí no lo es, o quizás piensa que eres un capullo y quizás lo que te da miedo es abrirte y decir las cosas. Sea cual sea el motivo por el que no te abres (y no hablo de piernas, que cada uno puede hacer lo que quiera y con quien quiera) dejemos que el sol y las terrazas hagan su trabajo, y que los ojos miren, deseen y desnuden, y si luego hay piel con piel porque la química ha surgido, al lío.

Como siempre un placer volver a estar aquí y disfrutar con vosotros. Seguidme en Instagram @buscandomiabridor o en Facebook, porque me gusta saber qué opináis, siempre hay frases divertidas sobre parejas, sexo o situaciones varias.

G&G

Publicado por Gretta y su Garbo

A partir de los 40, la vida cambia, ¡me río yo de la adolescencia!. Pero la experiencia es un grado, y lo que queremos es complicarnos poco (o al menos lo intentamos), un divorcio y probar algo nuevo, van de la mano. Tener o no tener pareja, no evita que la imaginación vuele y a veces nos dejemos llevar...

4 comentarios sobre “EL RITMO

  1. ¡Qué lujo volver a leerle, mi querida Gretta! Absolutamente de acuerdo con usted en la enorme e intensa sensualidad que surge de las insinuaciones, del ocultamiento a medias, del disimulo deliberadamente torpe, de las historias veladas (por cierto, a las terrazas a las que usted alude, cuando están protegidas por mamparas, se les llama velador; algo tendrá el agua cuando la bendicen) y deseos no revelados de personas que se rebelan contra la mojigatería victoriana (que aún impera) utilizándola como acicate y espoleta de las pasiones que, paradójicamente, pretendía eliminar. Siempre he opinado que, lo mejor de las normas estrictas, es saltárselas de vez en cuando. Sus escritos son, de nuevo, un placer para nuestros sentidos. Gracias mil.

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  2. Hay tantas cosas como agua bendita, qué bien volver a leerte. Sin duda el juego excita, la mente imagina y el roce … da forma. Pero si, hay que saltarse las normas marcadas por la sociedad de vez en cuando, estoy segura de que somos más libres de lo que aparentamos. Como siempre, un placer saber de ti con tus palabras.

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